Geomorfología urbana entender el terreno para construir ciudades resilientes

Geomorfología urbana: entender el terreno para construir ciudades resilientes

La ciudad no es solo cemento: también es geología, drenaje y pendiente. Cada calle y cada barrio descansan sobre una base física que condiciona su evolución. La geomorfología urbana permite anticipar riesgos, optimizar el uso del suelo y desarrollar planes urbanos adaptados a la dinámica natural del entorno.

¿Qué estudia la geomorfología urbana?

Es una rama de la geomorfología aplicada que se centra en analizar el relieve y los procesos activos dentro de áreas urbanas. Su objetivo principal es entender cómo interactúan los factores físicos con el crecimiento urbano, ayudando a prevenir problemas como inundaciones, deslizamientos o erosión acelerada en entornos artificializados.

Riesgos geológicos y expansión urbana

La urbanización sin planificación geomorfológica puede desencadenar desastres evitables. Construcciones sobre antiguos cauces, rellenos inestables o zonas de pendiente pronunciada suelen estar asociadas a deslizamientos, hundimientos o escorrentía intensa. Identificar las unidades geomorfológicas urbanas permite mapear zonas vulnerables y tomar decisiones más seguras desde el planeamiento.

Inundaciones en zonas de llanura

Los ríos urbanos tienden a ser canalizados o cubiertos, lo que reduce su capacidad natural de desbordamiento. En épocas de lluvias intensas, las antiguas llanuras de inundación suelen activarse nuevamente. El agua recupera su espacio y pone en riesgo viviendas y estructuras situadas en zonas bajas sin drenaje eficiente.

Deslizamientos en laderas urbanizadas

La expansión de barrios sobre cerros o colinas sin estudios de estabilidad puede provocar deslizamientos. Las lluvias intensas, combinadas con pendientes y suelos saturables, generan flujos de lodo o colapsos de taludes. Los asentamientos informales suelen ser los más expuestos por falta de infraestructura y contención técnica adecuada.

Casos representativos en ciudades españolas

En Barcelona, el crecimiento urbano sobre torrenteras secas ha causado anegamientos en episodios de lluvias fuertes. En Granada y Málaga, la expansión sobre terrenos de aluvión o pendientes activas ha generado riesgos constantes. Muchas de estas zonas urbanizadas nunca fueron evaluadas desde una mirada geomorfológica preventiva.

En Madrid, se ha comenzado a aplicar cartografía geomorfológica urbana para orientar nuevos desarrollos y adaptar infraestructuras ya existentes. Este enfoque está siendo reforzado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) a través de estudios aplicados y mapas de susceptibilidad al riesgo.

Herramientas y tecnologías al servicio de las ciudades

Modelos digitales de terreno, sensores satelitales y datos históricos permiten caracterizar el subsuelo y la dinámica del agua. Estas herramientas permiten crear simulaciones sobre escenarios futuros, evaluar zonas críticas y planificar obras urbana. Algunas de estas herramientas son:

  • Cartografía geomorfológica en entornos urbanos
  • Simulación de escorrentías e inundabilidad
  • Monitoreo de laderas con radar y LIDAR
  • Análisis de susceptibilidad ante deslizamientos

Este tipo de herramientas también se utiliza en la geomorfología fluvial , que se encarga de estudiar a profundidad los ríos para evaluar riesgos y prevenir catástrofes.

Una perspectiva comunitaria: participación ciudadana

Además del componente técnico, es fundamental que la ciudadanía comprenda los riesgos del entorno. La educación geomorfológica mejora la resiliencia de las comunidades urbanas, permitiéndoles tomar decisiones más informadas y participar activamente en el diseño de sus barrios y espacios compartidos.

Algunas ciudades como Zaragoza y Vitoria han comenzado a implementar planes participativos con mapeo colectivo de zonas de riesgo, integrando saberes locales con ciencia aplicada. Estos enfoques han demostrado ser más efectivos a largo plazo que las soluciones impuestas sin diálogo territorial.

Integrar la geomorfología en la planificación urbana

(nuevo)

Incorporar la dimensión geomorfológica en los planes urbanos no es una opción, sino una necesidad. Existen herramientas normativas como los planes de ordenación territorial, estudios de impacto ambiental o zonificación por riesgos que permiten tomar decisiones basadas en la realidad física del terreno. Ignorar el relieve y los procesos naturales puede traducirse en obras costosas o directamente fallidas.

Municipios como Bilbao y Valencia han empezado a integrar estudios geomorfológicos en sus normativas de urbanismo, especialmente en zonas de expansión o renovación. Diseñar desde el terreno y no contra él permite desarrollar ciudades más eficientes, menos vulnerables y alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El reto es escalar estas buenas prácticas a nivel nacional.

Enlace con otras ramas de la geomorfología aplicada

La geomorfología urbana dialoga con otras especialidades. Un buen ejemplo es su relación con la gestión de recursos hídricos y el análisis del cambio climático. Estos vínculos son muy relevantes y muestran cómo los procesos físicos condicionan territorios urbanos y naturales por igual.

Ciudades que respetan el terreno, ciudades más seguras

Las ciudades sostenibles no solo se diseñan con arquitectura y movilidad: también con geografía. Aplicar criterios geomorfológicos al urbanismo es una herramienta poderosa para mitigar riesgos, preservar el entorno y construir espacios urbanos verdaderamente resilientes, adaptados a la naturaleza que los sostiene.

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